Por Pablo Veiga
Artigo publicado no semanario israelí editado en español AURORA
Estos cincuenta días han puesto a prueba nuestro compromiso con el pueblo judío y el estado de Israel. Créanme amigos lectores de Aurora, que desde este rincón del occidente europeo llamado Galicia no nos hemos dejado doblegar por los foribundos ataques hacia nuestra postura. Al adjetivo asumido de sionista, le seguían otros menos amables, siendo “genocida” el más habitual.
No cabe duda que las imágenes proyectadas por la inmensa mayoría de los medios de comunicación españoles eran de una gran dureza, seguidas de unas crónicas periodísticas, tendenciosas y cargadas de animadversión, donde no existía un mínimo margen para la duda. Edificios derruídos, entre los que se incluían escuelas patrocinadas por la ONU, o las cifras diarias de muertos, destacando el número de infantes, reflejaban un panorama desolador, en el cual una población indefensa era atacada por un ejército sin piedad. Quién osaría defender a Israel en esta situación, se preguntaban. Pues aquí hemos estado, sin cúpula de hierro ni refugios, simplemente desde nuestros equipos informáticos o móviles. En las redes sociales se ha llevado a cabo toda una lucha argumentativa frente a aquellos que arremetían contra Israel. Créanme que no ha sido un partido fácil. Se jugaba en clara minoría y contra rivales contundentes en sus manifestaciones. Bien es cierto que las difamaciones y errores históricos y conceptuales eran una constante, fácilmente rebatibles.
Un servidor lo ha podido constatar en sus propias carnes durante estas eternas semanas. Fundamentalmente a través del Facebook; cada comentario de alguno de los múltiples amigos (¿…?) que uno tiene en dicho portal, seguía una respuesta que, todo hay que decirlo, no conseguía convencer al oponente. Los más fundamentalistas optaban por el bloqueo directo, una muestra de su talante democrático. Otros continuaban - sin disimular su desprecio por Israel - con sus teorías. Por supuesto que cada afirmación se contestaba, despertando pasiones entre los participantes, procurando reflejar los argumentos que una y mil veces señalamos contra aquellos que supuestamente apoyan la causa palestina y por consiguiente contrarios a Israel. Sólo la necesidad biológica de descansar y dormir detenían a uno. Modestia aparte, a pesar de la desventaja inicial, el partido se iba ganando.
La asociación a la que pertenezco, tanto colectiva como individualmente por medio de muchos de sus cualificados miembros, ha seguido desarrollando hasbará contra viento y marea en estos tiempos difíciles. Comunicados de prensa o entrevistas a nuestro presidente se han podido visualizar este verano.
Y descuiden; tendremos más ocasiones próximamente, aunque esta débil tregua se prorrogue de forma definitiva, de contestar a las innumerables embestidas que Israel recibirá en nuestro País. Pero seguiremos resistiendo, argumentando nuestra posición, con humildad pero sin amedrentarnos.
Lo haremos porque sabemos hacerlo y creemos en nuestras posiciones.
* Pablo Veiga é socio de AGAI e colaborador habitual en AURORA