26/05/14

Antisemitismo, enfermendad mental


Por Manuel Molares do Val 

Poco antes del asesinato de dos mujeres y un hombre este sábado ante el Museo Judío de Bruselas la Liga Antidifamación, una organización internacional que denuncia el antisemitismo, divulgaba una encuesta según la cual 1.100 millones de personas adultas de todo el mundo, el 26 por ciento de los 4.161,5 millones de mayores de edad, padecen antisemitismo, lo que podríamos calificar de enfermedad mental. Los judíos no llegan en total a los 15 millones, la mitad de ellos viviendo en Israel, por lo que muy pocos de esos 1.100 millones de adultos vieron a uno en su vida. 

Y sin embargo los odian, lo que indica que la propaganda antisemita llega a todo el planeta. Y pese a que buena parte de su salud, alimentación y cultura se debe a investigaciones e inventos de personajes de ese pequeño pueblo que nos aportaron medicinas, sistemas de producir alimentos y mil formas de libertad de pensamiento. Por algo esos pocos seres humanos tienen ya 194 premios Nobel de los 846 que se otorgaron desde su creación en 1901. El máximo antisemitismo está en el Oriente cercano y norte de África, donde llega al 74 por ciento, y al 93 en Gaza: la paz palestino-israelí es inalcanzable bajo ese sentimiento. 

En Europa occidental la media es del 24 por ciento, aunque en Grecia sube al 69, en Francia al 37 y en España al 29. Es penoso ese 29 español: buena parte de la población desciende de judíos, y ahora se promete darle la nacionalidad a los sefarditas. En España convivimos con 12,48 millones de enfermos mentales, envidiosos, resentidos, acomplejados, un tercio de sus 37,45 millones de adultos que suma el INE. Afortunadamente dos veces más, unos 25 millones, tienen mentes sanas, positivas, valiosas.