Reseña publicada no semanario israelí AURORA
Por Manuel Pérez Millos
El pasado día 14 de diciembre, en uno de los salones de un céntrico hotel de la ciudad, tuvo lugar en Vigo (España) un acto organizado por la Asociación Galega de Amizade con Israel (AGAI). Dicho evento, consistió en una muy interesante disertación sobre el tema “Catalanismo e Israel”, a cargo de Jaume Renyer, de la homóloga Associació Catalana d’Amics d’Israel, homóloga de AGAI en Catalunya.
El orador, Licenciado en Derecho, miembro destacado de la política catalana y del mencionado colectivo pro-israelí, es, además autor de varios libros, entre los que se pueden citar Catalanitat i llibertat, Anticatalanisme i antisionisme, avui y Un Estado judío democrático, este último escrito juntamente con Ehud Manor. Fue presentado por Xoan Bernárdez, asimismo autor prolífico y miembro de la Real Academia Galega, institución equivalente a la RAE española en el ámbito gallego, histórico militante galleguista y socio fundador de AGAI. Dio comienzo el acto a las 20 horas y contó con un satisfactorio número de asistentes, entre los que se contaban destacados miembros de la política tanto local, como autonómica e incluso estatal.
Del conferenciante, además de hacer una breve semblanza de sus abundantes méritos en los diversos campos en los que desenvuelve actividad, dijo el presentador que fue públicamente acusado de ser miembro del sionismo internacional, y refirió la anécdota de que, en cierta ocasión, fue interpelado por alguien que le importunó con un: “¡Hay mucho sionismo internacional”, a lo que el Sr. Renyer replicó: “Lo que hay es mucho anti-sionismo internacional”.
Comenzó el dicente su conferencia indicando, a modo de proemio, que tanto en lo sociológico como en lo político, en Cataluña y entre el catalanismo, hay una muy marcada corriente de simpatía hacia Israel, amén de aportar datos tan interesantes como que la presencia judía en Cataluña fue anterior a la de los propios catalanes, así como que Tarragona fue conocida como “la ciudad de los judíos”, cuya presencia fue notoria en otros lugares tan emblemáticos de Cataluña como, por ejemplo, Montjuich y otras partes al norte del río Ebro, comarcas que, por cierto, recibían el nombre de Edom para distinguirlas del resto de Sefarad. También mencionó la gran influencia de la comunidad judía en los siglos XI y XII, en tiempos Jaume I, rey de Cataluña. En el curso de su disertación, lamentó la ignorancia que hay en Cataluña sobre tantos judíos que llegaron a ser personajes eminentes, en muy diversas áreas, en Cataluña. Indicó que, no obstante, actualmente se va solucionando este problema de desconocimiento, pero ello no impide que, así como hay un filosafardismo español, no haya un semejante filocatalanismo sobre lo judío.
Informó de que actualmente hay judíos profesantes –de nacimiento y conversos- y otros de raza que, aun no siendo practicantes, conforman una renovada y activa comunidad judía catalana. Apuntó que el sionismo fue objeto de reticencias o reservas dentro de los movimientos catalanistas, fenómeno que, a juicio del expositor, obedece a las siguientes causas: la influencia de la doctrina católica, la percepción por parte del nacionalismo catalán de que los judíos han sido desde siglos atrás paradigmas de desgracias y adversidades, y a la beligerancia antisemita en buena parte del clero catalán y de la clase política vencedora en la Guerra Civil española, en el período de la dictadura franquista e, incluso, en los momentos anteriores a la contienda; sobre esto, el conferenciante recordó la especial simpatía que el dictador sentía por Hitler y su régimen, que provocó que se silenciara en España el Holocausto, la persecución de los judíos y hasta que a numerosos contingentes de judíos de origen sefardí, se les impidiera cruzar la frontera española y fueran apresados por los nazis, o directamente entregados a ellos. No obstante todo ello, constató que fue surgiendo una cada vez más creciente tendencia a mostrar empatía hacia Israel y el movimiento sionista (que partió, sobre todo, de los republicanos y nacionalistas en el exilio) y que se fue consolidando en el tardofranquismo, entre 1964 y 1973, y manifestada ya sea en consideraciones de praxis política como en términos teóricos, y ello en un espectro ideológico que abarca desde el nacionalismo hasta el socialismo humanista.
Ello no obstante, se constata la presencia de una peculiaridad curiosa, por no decir inexplicable: la aparición en Cataluña del judío anti-judío, así como del catalán anti-catalán. A este fenómeno ha de añadirse la circunstancia de que las veteranas corrientes catalanistas provenientes del republicanismo, comienzan a desaparecer o, cuando menos, a perder influencia, en la década de 1960-1970. Surge en ese período un llamado “progresismo”, acentuadamente anti-sionista, que comienza a tomar protagonismo político y social. Estos progresistas, o pseudo-progresistas, son contradictorios en sus actuaciones y en relación a su ideario, ya que, mientras apoyan flotillas a Gaza u organizan abundantes manifestaciones pro-palestinas, se inhiben a la hora de criticar, por ejemplo, las atrocidades del régimen de Al Assad o el déficit de derechos civiles de las mujeres árabes.
Añadió que, en los partidos políticos catalanes de orientación catalanista en relación a Israel, hay algunos cuyas posturas no han variado, pero que en otros se acusa la presencia de dos corrientes de opinión, una pro-israelí y otra contraria al Estado judío.
Tras la conferencia, hubo lugar a un coloquio con el orador, registrándose notables intervenciones por parte del público asistente a ella.
En otro orden de cosas, señalar que no se registró ninguna alteración del orden, excepción hecha de un par de aullidos gritando las típicas y tópicas consignas de “¡Viva Palestina!” y “¡Palestina vencerá!”, y, ya casi al final del acto, algunos asnos propinaron unas coces a la puerta de la sala. Nada nuevo ni nada grave en esta ocasión.