Por Pilar Rahola
Publicado no xornal FARO DE VIGO - 10.03.07
A estas alturas de la biografía del mundo, eso que llaman la historia, ya es pertinente aseverar, con convicción, que las fuerzas reaccionarias de la derecha son tan malvadas y perversas como lo son las fuerzas reaccionarias de izquierdas. Las dos han teñido de sangre y tragedia la piel de Europa, las dos han masacrado a millones de personas y las dos han basado su poder en la destrucción sistemática de los derechos fundamentales. Si algo les une es, sin duda, el odio profundo a la libertad. Con una diferencia: el mundo recuerda y respeta la memoria de las víctimas de las dictaduras de derechas, pero ha decidido sumergir a las víctimas de las dictaduras de izquierdas en la ignominia del desprecio, el silencio y la impunidad de los culpables.
No hace mucho aún podíamos ver como esta mezcla de zar feudal y comisario estalinista que es Putin, tranformaba el homenaje al final de la Segunda Guerra Mundial, en un panegírico del régimen estalinista. ¡Y lo hizo ante decenas de jefes de estado, impasibles a la verguenza. El denso y pesante silencio del mundo intelectual, político y social ante las atrocidades de estas dictaduras de izquierdas, es un síntoma más de la derrota de la libertad en manos del sectarismo. De hecho, un triunfo sangrante de la doble moral.Nada de lo que está pasando, pues, en Galicia, me resulta sorprendente.
Que la UPG, cualificada formación integrante del BNG, quiera expulsar a un dirigente local porqué no defiende el catecismo ideológico impuesto, y porqué no tolera la libertad de pensamiento, forma parte de la mejor tradición de las checas comunistas. ¿Cual es la lesa culpa de Pedro Gómez Valadés? Nacionalista gallego, hombre de izquierdas y militante comprometido, Pedro ha cometido un pecado de incorrección que ha sacado del armario a la vocación inquisidora de su partido, y el resultado es el intento de expulsión: ha creado una asociación de amistad con Israel. Es decir, desde su capacidad de pensar individualmente, más allá del pensamiento único, y convencido de la validez de la dialéctica como método de razonamiento, ha llegado a conclusiones sobre Oriente Medio que no son las mayoritarias en su partido.
¿Actos de la asociación? Algunos encuentros culturales, el recuerdo del Holocausto, y más buenas intenciones que presupuestos. Pero ha sido suficiente para animar a una auténtica caza de brujas interna que, incluso, ha llevado al diputado Francisco Rodríguez, en una asemblea general, a asegurar que los únicos amigos posibles de su partido son la Cuba de Fidel, la Venezuela de Chávez y, ¡ay!, la República Islámica de Irán. Obviamente, ante esta tríade de paraísos de la libertad, la democracia israelí no tiene cabida. De momento, pues, Pedro está sufriendo todo tipo de improperios, ha sido llamado a filas, ha recibido descalificaciones públicas y tiene un proceso de expulsión abierto, aún no resuelto. Y todo por pensar más allá de la consigna.Podríamos considerar que se trata de una anécdota desgraciada, que en todas las familias hay sectarios y que la anécdota no llega a categoría.
Pero no es así. De entrada, estamos hablando de un partido que está en el gobierno de Galicia. No resulta, por tanto, intrascendente que uno de sus miembros más cualificados, considere como referentes a tres de las peores dictaduras actuales. Es decir, el gobierno gallego incluye, en las sensibilidades que lo gobiernan, ideas totalitarias de izquierdas. ¿Qué pasaría si incluyera ideas totalitarias de derechas? Además, este tipo de caza de brujas contra los librepensadores, no solo resulta impune sino que está bien vista, cuando se produce en nombre de la izquierda. No tengo ninguna duda de que el diputado Paco Rodríguez, y la corriente ideológico que representa, son profundamente reaccionarios. Pero a diferencia de los reaccionarios de derechas, éstos tienen buena prensa. Hoy, se puede defender una tiranía insufrible como la iraní, o el espantajo de la dictadura cubana, o los delirios del populismo fascistoide de Chávez, y venderlo todo como una apuesta solidaria y progresista. Bajo la bandera de la solidaridad, se esconder miradas brutalmente insolidarias con miles de víctimas. Por supuesto, está el tema de Israel, auténtico catalizador de todas las patologías que la izquierda reaccionaria es capaz de crear. En este punto, Israel representa el termómetro del maniqueismo ideológico.
Se le criminaliza, se homogeniza hasta el punto de que cualquier israelí, por el solo hecho de existir, es culpable, se reduce su democracia a una caricatura, y por la vía de defender la legítima causa palestina, se minimiza hasta la comprensión al terrorismo nihilista. Por sumar despropósitos, hasta se llega a banalizar el Holocausto. Mientrastanto, los amigos de las dictaduras de Siria, de Irán, del Sudán, etc, se van de rositas. Amigos de la causa... En fin, no hay mucho más que decir. Pedro Gómez tiene un problema con su partido. Pero esa no es la cuestión. La cuestión es que su partido tiene un serio y hondo problema con la libertad.