20/01/19

Amos Oz. Hasta siempre, maestro


Por Pablo Veiga
Artigo publicado no xornal israelí AURORA
www.aurora-israel.co.il

Finalizando el año, justo el 28, cuando en el calendario cristiano se conmemora la matanza ordenada por el rey Herodes sobre los niños menores de dos años originarios de Belén para deshacerse de Jesús de Nazareth, denominado día de los santos inocentes, conocíamos el fallecimiento del escritor Amos Oz, uno de los más grandes genios de la literatura israelí y en lengua hebrea. La triste noticia, rápidamente se divulgó a través de los medios de comunicación y redes sociales, suscitando el pesar general, así como un amplio reconocimiento al bagaje como escritor y hombre de paz.

Amos Oz había nacido en la Ierushalaim bajo mandato británico, en el año 39; de orígenes muy humildes, a una edad muy temprana surgió en él una inusitada devoción por la lectura. Hijo único, su infancia no resultó sencilla, aunque más dura sería su adolescencia, tras la trágica muerte de su madre y la posterior del padre. El paso por el Kibutz Hulda marcaría su vida, tanto personal –allí se enamoraró de la que sería su esposa- como literaria, ya que fue en ese entorno dónde comenzó a escribir sus primeras obras. 

Un servidor puede presumir de haber leído algunas de las varias docenas de publicaciones que a lo largo de su prolífica vida vieron la luz. Destacaría la sencillez de su prosa, lo que derivaba en una facilidad asombrosa para comprender el mensaje, así como la gran capacidad de emocionar con las historias narradas. Aquel que desee un conocimiento de la realidad israelí, desde la declaración de independencia hasta los tiempos actuales, tiene en sus escritos una fuente de información considerable.

Aunque no obtuvo un más que merecido premio Nobel, sí forman parte de su currículum numerosos galardones, tanto dentro como fuera de Israel, entre los que cabe destacar el prestigioso Príncipe de Asturias de las Letras, en 2007. 

La figura del señor Oz ha sido reconocida a nivel mundial. Además de la mencionada faceta como autor - novelas, cuentos, ensayos y artículos en múltiples periódicos-, destacó por su implicación en la búsqueda de soluciones al conflicto palestino-israelí. Ese compromiso le llevó a ser uno de los promotores en los años ochenta del movimiento Paz Ahora, desde el cual se condenaba la presencia de colonos judíos en los territorios de Gaza, Judea y Samaria, tras la Guerra de los Seis Días. Esa postura ha generado una fuerte controversia en una sociedad como la israelí, víctima de atentados atroces contra su población civil a lo largo de todos estos años. Por el contrario, ello ha servido en los círculos occidentales pro palestinos para loar su pensamiento, calificándolo como combatiente de la paz, sin reparar en que Amos Oz, aún siendo partidario de la existencias de dos estados y crítico con alguna deriva de ciertos gobiernos israelís, era un sionista convencido y en absoluto se le podría acusar de “entreguista” a la causa de aquellos que anhelan la destrucción total de Israel. 

“Los seres humanos no somos ni buenos ni sanos”, decía.
Z.L., Amos Oz. Descanse en paz.