Querido presidente y amigo, Pedro Gómez-Valadés; queridos hermanos de AGAI:
Vibro de emoción al contemplar retrospectivamente los primeros tímidos pasos de hace una década; la cena en Sada y los primeros logros, que iban incrementándose ante nuestros incrédulos ojos; y los viajes de visita a Israel, y los debates; y vuestra presencia en los medios –cada vez más benéfica y reveladora. Recuerdo con fruición cada realización, alcanzada en base de ingentes esfuerzos, y de amor verdadero por la noble causa que nos une.
Os confieso que nunca salgo de mi admiración al ver a AGAI en funcionamiento, como tuve el gusto de hacerlo una vez más el año pasado en Vigo. Vuestro compromiso, vuestro entusiasmo, vuestra resiliencia ante la agresión, vuestro apoyo al pueblo hebreo en momentos difíciles, todo ello despierta en mí un cariño fraternal que me alegra poder expresar hoy, una vez más. A todos y cada uno, sí, y especialmente a mi amigo Miguel Bóo y a su familia, que son la mía cada vez que visito la entrañable Santiago.
Al releer mi adhesión de hace una década, cuando os felicitaba por el nacimiento de AGAI, veo que allí os auguraba “que la Asociación florezca en breve, y que toda España se revista de amistad con Israel”. Sin duda nos queda un largo camino por recorrer, pero creo que gracias a AGAI se han dado importantes pasos en esa dirección. De eso se trata, amigos: la historia se construye sin estridencias ni delirios, sino con férrea voluntad y con sensibilidad humana. Es decir: con gente como los miembros de AGAI. Me enorgullezco de formar parte de esta querida cofradía, y nos deseo muchas décadas más de fértil siembra, y de fragantes cosechas de amistad israelo-gallega. Os amantes da democracia e da humanidade en ambos países, vai sorrir para nós con gratitude.
Siempre vuestro con afecto,
Vibro de emoción al contemplar retrospectivamente los primeros tímidos pasos de hace una década; la cena en Sada y los primeros logros, que iban incrementándose ante nuestros incrédulos ojos; y los viajes de visita a Israel, y los debates; y vuestra presencia en los medios –cada vez más benéfica y reveladora. Recuerdo con fruición cada realización, alcanzada en base de ingentes esfuerzos, y de amor verdadero por la noble causa que nos une.
Os confieso que nunca salgo de mi admiración al ver a AGAI en funcionamiento, como tuve el gusto de hacerlo una vez más el año pasado en Vigo. Vuestro compromiso, vuestro entusiasmo, vuestra resiliencia ante la agresión, vuestro apoyo al pueblo hebreo en momentos difíciles, todo ello despierta en mí un cariño fraternal que me alegra poder expresar hoy, una vez más. A todos y cada uno, sí, y especialmente a mi amigo Miguel Bóo y a su familia, que son la mía cada vez que visito la entrañable Santiago.
Al releer mi adhesión de hace una década, cuando os felicitaba por el nacimiento de AGAI, veo que allí os auguraba “que la Asociación florezca en breve, y que toda España se revista de amistad con Israel”. Sin duda nos queda un largo camino por recorrer, pero creo que gracias a AGAI se han dado importantes pasos en esa dirección. De eso se trata, amigos: la historia se construye sin estridencias ni delirios, sino con férrea voluntad y con sensibilidad humana. Es decir: con gente como los miembros de AGAI. Me enorgullezco de formar parte de esta querida cofradía, y nos deseo muchas décadas más de fértil siembra, y de fragantes cosechas de amistad israelo-gallega. Os amantes da democracia e da humanidade en ambos países, vai sorrir para nós con gratitude.
Siempre vuestro con afecto,
Gustavo
Jerusalem, 1 de Noviembre de 2016
*Gustavo D.Perednik é Socio de Honra de AGAI dende o ano 2008
