Suso Vila |
Por Suso Vila. Historiador
La presencia de
comunidades judías en Galicia a lo largo de la Baja Edad Media está bien
documentada al igual que para el norte de Portugal. No constituían en ningún
caso comunidades de gran tamaño quedando en la necesidad de relacionarse entre
sí tanto social como culturalmente.
La movilidad de las
comunidades judías gallegas medievales no sólo se entenderá en el ámbito
geográfico del reino de Galicia, sino también con las comunidades existentes en
el Norte de Portugal, región denominada Entre Douro e Minho. La documentación
medieval aporta datos de estas relaciones a un lado y otro de la frontera, que
se traducen en movilidad social y económica entre las comunidades de Ourense,
Ribadavia y Tui con las comunidades de Chaves, Monção, Braga o Porto.
Un ejemplo de estas
relaciones lo tendríamos en Coruña con el judío Issac de Braga, hijo de Salomón
de Braga, y responsable de la creación de la conocida Biblia Kennicot.
La frontera del Miño no es
marco político convencional para las comunidades judías medievales. Había sido
creada esta frontera a lo largo del siglo XII segregando espacios sociales y
culturales comunes que pervivirán a lo largo de la Edad Media e incluso
sobrevivirán en muchos aspectos hasta el siglo XIX.
La artificialidad de la frontera del Miño se
manifestaba en la separación política de un único territorio eclesiástico como
era el obispado de Tui, creado en el siglo VI durante la monarquía sueva. Hasta
el siglo XV los obispos tudenses contarán con la mitad de su diócesis en el
reino portugués.
La permeabilidad de la
frontera se traduce en el mantenimiento de relaciones económicas, sociales,
culturales y religiosas que van a sobrepasar los siglos medievales hasta la
Guerra de Restauración de la Monarquía portuguesa en el siglo XVII.
En este marco económico y
social fluido entenderemos las particularidades del fenómeno converso
galaico-portugués ya que vamos a notar en el proceso la bidireccionalidad de
estas relaciones sociales y su movilidad histórica.
En 1492 una parte de las
familias judías gallegas se van a convertir al cristianismo mientras que otras
optarán por la marcha. La elección de refugiarse en Portugal, ante la falta de
otras alternativas, se veía favorecido por la confianza de estas familias con
las comunidades judías portuguesas con las que tenían relaciones de parentesco,
lo cual posibilitó superar las duras dificultades de su huida y llegada a
Portugal.
Los pactos matrimoniales
entre los Reyes Católicos y Manuel I, obligarán al monarca portugués a cambiar
su política sobre las comunidades judías, pero con el fin de evitar una sangría
emigratoria, forzaría la conversión de esas comunidades en 1497. El decreto de
conversión o expulsión firmado en diciembre de 1496 había sido un fracaso para
el rey. Los judíos optaban por la masiva salida del reino, lo que suponía un
grave problema en los planes del monarca. Por este motivo sólo el puerto de
Lisboa será autorizado para el embarque de los judíos. Las familias que
permanecían en Portugal en octubre de 1497 serían forzadas a la conversión en
la fe católica en un acto de simple formalidad.
Menorah en Tui |
Las continuas prórrogas en
la catequización de los nuevos cristianos provocará el incremento de la
desconfianza y del odio sobre los conversos, hubieran sido sinceros o no. Los
estallidos sociales tendrán como culpable de los males a estas comunidades
conversas. La matanza de Lisboa de 1506 ejemplifica la gravedad de la situación
y como los conversos vivían en la alterabilidad, no son ni judíos ni
cristianos.
La constitución de la Inquisición en Portugal
pretendía ser un remedio a esta situación de crisis social. Que fuese el Santo
Oficio el encargado de velar por el cumplimiento de la doctrina y no las masas
encolerizadas. En Évora en 1536 comienza el Tribunal a funcionar
siendo en 1541 cuando se establezca en Coimbra, Porto, Tomar y Lamego.
La tensión social que asomaba con cada ciclo
económico veía en los cristianos-nuevos los culpables de la situación de
hambruna o mortandad, de esa forma convergen las actuaciones inquisitoriales
con crisis económicas y sociales. La respuesta a la represión social será la
huida de las familias a lo largo del siglo XVI a pesar de la prohibición
expresa a abandonar el reino.
Los lugares de destino en
Europa serán principalmente Países Bajos y Francia mientras en América el
Nordeste de Brasil, bajo ocupación holandesa, y Nueva Amsterdam en 1654, serán
los lugares más relevantes de esta diáspora.
Castilla, Andalucía o
Galicia se convertirán también en destino de los cristiano-nuevos portugueses. Buscan
alejarse de la delación, de las pruebas de su conversión forzosa o voluntaria,
con la apertura de nuevos negocios. Galicia era para los
cristianos-nuevos un lugar con unas características especiales. En muchos casos
la proximidad, las relaciones a un lado y otro de la frontera se hacían de
forma fluida y sin sospechas. Galicia no había mostrado signos en el pasado de
violencia contra las comunidades judías, la convivencia era manifiesta no sólo
con las bases sociales sino incluso con estamentos eclesiásticos como los
cabildos catedralicios. El territorio gallego ofrecía una ventaja: mimetizaba
el apellido portugués del converso. El idioma no resultaba tampoco un problema
tanto para los conversos de origen portugués como para aquellos conversos en
Portugal de origen castellano.
Pero quizás uno de los
factores más atractivos para el asentamiento de las comunidades conversas sería
la ausencia de una Inquisición operativa en territorio gallego. El tribunal
estaba en Valladolid demasiado alejado de Galicia. El Tribunal de Santiago no
sería creado hasta 1574, lo cual habría facilitado la actuación del Santo
Oficio y la apertura de numerosos procesos, principalmente a partir de la
visitas a las diócesis gallegas a comienzos del siglo XVII.
La llegada a Galicia de
familias conversas portuguesas a lo largo del siglo XVI apenas es mostrada en
la documentación municipal o catedralicia como un proceso natural, de las
mismas características de la emigración campo-ciudad, y que contaba con los
antecedentes medievales.
Rua do Tui xudeu |
No existe en la memoria de
los vecinos la trascendencia de su llegada, de su avecinamiento en las villas y
ciudades. Las familias se integran
en ciudades como Tui y Ourense, asientos episcopales, o en puertos pujantes
económicamente como Baiona, Vigo o Pontevedra. Los oficios que
desarrollan en el ámbito urbano son especializados: plateros, médicos,
cirujanos, boticarios, escribanos y sobre todo mercaderes. Estos últimos
contaban con la ventaja de los contactos familiares a un lado y otro de la
frontera e incluso más adelante con familiares que estaban asentados en
Burdeos, Amsterdam o el Mediterráneo otomano.
A lo largo del siglo XVI
será visible el asentamiento en la ciudad de Tui de familias conversas. La
ciudad episcopal contaba con varias ventajas tanto en el lado comercial al
monopolizar la administración de productos como la sal, o la recaudación de
impuestos de la Corona en el obispado, como también los tributos eclesiásticos
que se recogían en el territorio además de las numerosas propiedades que el
cabildo y el obispo tudense tenían en el sur de Galicia pero también en el
norte de Portugal, hecho que también se daba con las propiedades del monasterio
de Santa María de Oia en el mismo obispado.
Tui había sufrido a lo largo del siglo XV los
efectos de las guerras nobiliarias y revoluciones sociales, a finales del siglo
XV la ciudad se hallaba en muy mal estado y con una demografía reducida. El siglo XVI supondrá para Tui un largo camino de
recuperación económica y social. Podríamos decir que era un lugar de
oportunidades, en plena reconstrucción. De esta manera Tui será la ciudad
gallega que más crezca a lo largo de la centuria.
La inmigración de las familias conversas refuerzan
esta recuperación urbana visible en la década de 1540 tanto con la intensidad
constructiva de viviendas familiares como en las obras que van renovando las
fábricas catedralicias. Pero la renovación urbana también se percibe en la aparición
o reconstrucción de edificios públicos como la Santa Casa de Misericordia, la
cátedra de Gramática, el hospital de Pobres y Peregrinos, la casa y colegio de
los Niños de la Doctrina, la cárcel pública, las casas consistoriales, la casa
de la aduana o el nuevo mercado.
A esta situación de bonanza económica se sumaría
la situación política con la unión de las coronas ibéricas bajo Felipe II en
1580. No sólo refrendaba las viejas relaciones económicas y sociales a un lado y otro de la frontera relajando el
control sobre la misma, sino que permitía el renacer de los puertos de la
ciudad de Tui, con la llegada de carabelas y naos al igual que en Baiona, villa
de realengo, potenciada con las relaciones mercantiles atlánticas.
El comercio portugués favoreció que la ciudad y su
obispado disfrutasen de unas ventajosas condiciones económicas, diferenciando
así el flujo comercial entre el sur y el norte de Galicia. En estas condiciones la presencia de familias
conversas en el sur de Galicia se hizo habitual y natural. A su capacidad
económica fruto de sus habilidades y relaciones se sumaría su interés en ir
escalando entre las élites urbanas, ocupando puestos municipales pero también
accediendo a la jerarquía eclesiástica.
Estas familias conversas en principio no
despiertan animadversión alguna ni en la ciudad ni en la curia eclesiástica. Las
vemos participar, aforar propiedades o atender al cabildo en diferentes
especialidades. Por un lado estaban los médicos, como los Faria,
padre e hijo, que se convertirán en médicos del cabildo en la segunda mitad del
siglo XVI. Antonio Sánchez será contratado como médico del cabildo en 1558,
padre del filósofo Francisco Sánchez nacido en la ciudad en 1551 aunque
bautizado en Braga en esa fecha, lo que revelaría las dependencias familiares
de la comunidad conversa y la conservación de ciertos ritos y ceremonias.
El licenciado Saravia será contratado para atender
a los canónigos y sus familiares en 1586, obligándolo a residir en la ciudad
puesto que era vecino de Vigo. Ese mismo cabildo que lo contrataba tenía como
miembro al canónigo Juan Saravia. Los plateros van a contar con una relación
especial en la ciudad y el obispado debido a las necesidades del culto. Cruces,
cetros, cálices o custodias eran elementos importantes dentro de los ornamentos
sagrados. No sólo era necesario hacerlos, también mantenerlos.
La capacidad económica de los plateros, su oficio
especializado, les permitía la movilidad de ahí también que sean numerosos los
casos de plateros con procesos abiertos con la Inquisición. Plateros conversos estaban en Tui Pero Amin
trabajando para la catedral, con la cual su padre, Aaron Amin, ya trabajaba a
finales de la Edad Media. El portugués Joam de Sosa vecino en Tui, en Baiona y
en Ourense realizando trabajos por todo el obispado. A finales del siglo XVI
Jácome Rodríguez será platero en Tui, mientras que tras su muerte en 1606 su
mujer tendrá problemas con el Santo Oficio por señalarse que su marido había
muerto en la ley de Moisés. Otro platero vecino de Tui, Sebastián de Matos
también será involucrado en un proceso inquisitorial al acusarse a su mujer,
Catalina Gómez de judaizante en 1609. Otra mujer de platero, Violante Gómez,
contará también con los mismos problemas con la Inquisición.
Pero quizás la más conocida sea Beatriz Álvarez,
viuda del platero Sebastián Rodríguez. Ante informaciones y rumores decide
vender sus propiedades y marchar con su familia junto algunos conversos
procedentes de Portugal que se acercaran a su casa cerca de Baiona huyendo de
la Inquisición. Una carraca holandesa los embarcaria en 1595 y los
transportaría a Flandes. Serían vistos entre las comunidades judías no sólo de
los Países Bajos sino también de Florencia, lugar donde el padre de Beatriz
Álvarez, Rodrigo Álvarez sería recibido como un rabí.
A lo largo del siglo XVI no existe un rechazo
directo a los conversos, tanto a los que tenían origen local como a los que
venían de Portugal. En 1557 reside en Tui una familia de origen
portugués, cuyo oficio señalado será de escribanos para varios de sus miembros.
Un oficio con cierto prestigio social. Los Marrán ostentan en su apellido su
origen, de forma visible, pero no se manifiesta el rechazo a que puedan ocupar
oficios en la ciudad. En un signo característico de la comunidad, los conversos
se relacionan entre si, así vemos a Leonor Marrán casada con Alonso de Sines,
de origen portugués como indica el apellido. Todos viviendo en casas vecinas
dando así una idea más fuerte de comunidad que era percibido por el propio
cabildo tudense.
En otros casos son mercaderes como Alonso do Porto
los que están establecidos en la ciudad o Enrique Gómez, importante mercader de
Baiona quien junto con su yerno Marçal Thomás realizaban sus negocios en el sur
de Francia en contacto con las comunidades conversas huidas de Portugal. Enrique
Gómez marcharía de Madrid en 1595 con otro yerno, el Doctor Coronel, abogado, y
embarcados en Lisboa serían recibidos por alguna de las comunidades judías
europeas, también con el dato de la aceptación del Doctor Coronel como rabí.
Es fácil apreciar cómo las familias están
relacionadas, forman una auténtica comunidad aunque en este caso habría que
advertir que la información que disponemos de estas relaciones vienen de los
expedientes que el cabildo tudense abre para establecer el origen converso del
canónigo Francisco Coronel e incluso su relación familiar con penitenciados del
Santo Oficio por prácticas judías.
Los Coronel serán una de las grandes familias
conversas en el sur de Galicia, protagonista en muchos sentidos de los procesos
inquisitoriales de comienzos del siglo XVII. Pero a pesar del sesgo de la
información eclesiástica, que no del Santo Oficio que no tenía tanto interés en
establecer tales vínculos, lo que sí es cierto es la estrecha relación familiar
con otras dos poderosas familias que se asentarán en el territorio: los Saravia
y los Dinís.
Los Coronel se asientan en Salvaterra de Miño, en
Tui, Baiona y Vigo. Los Saravia están mayoritariamente establecidos en Vigo y
Pontevedra, mientras los Dinís se asientan en Pontevedra. Las tres familias
están emparentadas. Las informaciones revelan esos vínculos familiares y acusan
a estas familias de realizar ceremonias y reuniones especiales en Vigo, Baiona
o en Tui, con fines poco claros para los informadores. Reuniones familiares se
supone, para celebrar bautizos, matrimonios o festividades del calendario
judío, dando continuación a costumbres culturales más que a ritos religiosos,
apuntaría yo.
Los Coronel, los Saravia y los Dinís, por encima
de otros, han acaparado la atención como familias conversas en el sur de
Galicia durante los siglos XVI y XVII por su ascenso social, que los hizo
visibles y objeto de la envidia y odio de sus vecinos. El poder económico de estas familias es singular,
son mercaderes pero con mayores caudales e influencias que sus vecinos. Es el
ejemplo de San Juan Coronel, el padre del canónigo Francisco Coronel. En 1601
cuenta con un banco en Roma, aunque a decir de los procuradores del cabildo
tudense fuese la banca más ruín y pobre de Roma. Otro hijo de San Juan Coronel,
Tomás Coronel será el recaudador de las alcabalas y de lo beneficios
eclesiásticos en el obispado de Tui. El bachiller Marcial Saravia en Pontevedra
será un importante mercader, el cual será reconciliado por el Santo Oficio en
1618.
También practicarán oficios de prestigio como la
medicina, son los casos de Antonio Dinís en Pontevedra en 1598 o del licenciado
Saravia, vecino de Vigo y en 1586 vecino de Tui para atender las dolencias del
Cabildo tudense. Su influencia económica y social también tendrá un
reflejo político. La familia Coronel ocupará su posición entre las élites
urbanas al alcanzar puestos de responsabilidad en el consistorio. Duarte
Coronel será regidor de Tui en 1572. Su hermano San Juan, constará como regidor
de la ciudad en 1586 y en 1590, en 1597 aparecerá como tesorero de Tui. Su hijo
Tomé Coronel llegará a ser Procurador general del Ayuntamiento de Tui en 1607,
un cargo electivo cuya finalidad era la defensa de los derechos de la ciudad y
sus ciudadanos. Jerónimo Coronel era regidor en Baiona en la primera mitad del
siglo XVII.
El caso de los Dinís se muestra diferente. Su
poder creciente les permitirá ocupar las regidurías pontevedresas en contra de
las hidalgas familias locales. Los procesos inquisitoriales abiertos en 1619
los desplazarían de esos puestos. Gracias a sus influencias lograrían recuperar
los cargos municipales, como el caso de Marcial Saravia Pereira rehabilitado en
1623 por una real cédula, e incluso su sambenito no estaba colgado en
Pontevedra, sino en Santiago para evitar el escarnio público.
El
proceso contra Beatriz Gómez natural de Ribadavia, mujer del mercader Francisco
Dinís, provocó la huida a Francia de buena parte de la familia lo que obligaría
al Santo Oficio a detener a todos los sospechosos. Esta ascensión social irá acompañada de
pretensiones nobiliarias, encontrando fuerte oposición en Pontevedra y en Tui. Los
Dinís y los Coronel exhibían árboles genealógicos muy diferentes de lo que eran
su origen real. Los mismos Dinís llegaban a modificar su apellido por Donís y
comprar torre y terreno en Cangas de Onís para reforzar sus reclamados
derechos. Los Coronel lucían en su casa tudense escudo de armas y pleiteaban
con hidalgos de Salvaterra como Gonzalo de Moreira y los Teixeira por su origen
nobiliario.
Las pretensiones sobre cargos municipales o sobre
carta de hidalguía era una parte del ascenso social que las familias conversas
iban consolidando. En realidad era una práctica habitual en la
familias acaudaladas e hidalgas. Los numerosos miembros de la familia se
dispersaban en la búsqueda de carrera y la eclesiástica era una buena opción. El hijo de San Juan Coronel, Francisco, clérigo
que esperará en Roma la vacante de alguna canongía en Tui, logrará por las
influencias paternas el deseado canonicato en 1601. Un primo, Tomé de León
Coronel, hijo de Antonio Coronel, lograría canongía en 1616. Otro primo,
Antonio Coronel, sería abad de Parada, parroquia cercana a Baiona, fundando una
capellanía en la iglesia de Santo Domingo de Tui en el año 1662.
En estos casos la carrera eclesiástica podía
contar con varias facetas que tenían mucho que ver con el patrimonio de las
familias. La fundaciones, obras pías y capellanías formaban parte de la
devoción cristiana. Partía de la idea de mantener la memoria del fallecido, y
abreviar su estancia en el Purgatorio. Las misas rezadas y cantadas provistas
de su dotación económica correspondiente eran parte de estas tradiciones aunque
en las familias poderosas el patrimonio establecido en las mandas testamentarias
será vinculado no sólo a la iglesia parroquial o convento en el cual deseaba
las misas y oraciones sino a miembros de la familia que hubiesen optado por el
estamento eclesiástico. De esta manera el patrimonio que era destinado para
estos fines en su mayor parte era disfrutado por los descendientes si tenían
carrera eclesiástica.
Un ejemplo interesante de una práctica
generalizada entre la nobleza y que vemos manifestada por las familias
conversas, lo tenemos en los testamentos de Jerónimo Coronel y su mujer Leonor
Pereira. Fallecerían ambos sin hijos. Su fortuna, compuesta por numerosas
propiedades repartidas por todo el obispado tudense, será entregada a Thomé de
Lorenzana, administrador de los puertos secos de Requena y sus descendientes. La
capellanía y obra pía que fundan en la iglesia de Santo Domingo de Tui, lugar
donde serán enterrados, vínculará parte de esos bienes con el compromiso de
misas rezadas y cantadas a lo largo del año. Aunque la comunidad religiosa de
Santo Domingo recibiera en principio el dinero correspondiente a la celebración
de esas misas en sufragio de las almas del matrimonio lo cierto es que los
sucesores en el vínculo dejarán pronto de continuar ese compromiso económico lo
que generará pleitos entre comunidad conventual y los descendientes.
Una de las propiedades destinadas a obra pía del
matrimonio Jerónimo Coronel y Leonor Pereira, estará en uno de los arrabales de
Tui. El barrio de Riomuiños donde se ubicaban los molinos e industria de
curtidores de la ciudad, contaba con una casa y finca extensa de calidad. Lo
interesante de esta propiedad será que dará nombre a parte este barrio
histórico de Tui. A partir del siglo XVII una parte del arrabal de Riomuiños,
camino real a Baiona, será llamado de la Saravia, nombre que persiste hoy en
día. Leonor Pereira era hija del licenciado Saravia, médico, y hermana de
Antonia Saravia, penitenciada por la Inquisición, mujer de Tomás Coronel que
también poseían propiedades en esa zona.
La
manifestación pública de la presencia del cristiano-nuevo
¿La presencia de familias conversas dejó un legado
diferenciado? ¿es visible aparte de la documentación la peculiaridad de los
cristianos nuevos? Al margen de los sambenitos y otros testimonios gráficos
relacionados con el Santo Oficio, es
difícil identificar algo propio o asimilable a una cultura cristina-nueva o
conversa. Si que determinados objetos fruto de tradiciones religiosas hebreas
pudieron mantenerse en posesión de las familias como el Talmud, y símbolos como
la becerra (tora) utilizados como colgantes por algunos penitenciados, el caso
de Biolante Rodríguez de Valença do Minho. En algunos casos se pueden
establecer hipótesis de trabajo sobre determinados elementos en edificios. Sería
el caso de las sinagogas secretas. El ejemplo de la sinagoga secreta
descubierta en una casa de la rúa San Miguel de Porto, de finales del siglo
XVI, señalaría la posibilidad de que en su momento pudieran existir más de este
tipo en el sur de Galicia. El caso de Porto también es excepcional porque la
sinagoga (un sótano que ha conservado el ekhal) confirmaba el relato del rabino
Inmanuel Aboab publicado en Amsterdam en 1629 (Nomología o Discursos legales),
criado en Porto en el siglo XVI.
Otra hipótesis de trabajo se refiere a elementos
visibles en el exterior de las casas como son las cruces. Esto llama la
atención, tanto por la extensión del fenómeno como por su concreción
cronológica. En el sur de Galicia y el Norte de Portugal (y
puede extenderse a otras áreas) aparecen numerosas casas datables en los siglos
XV y XVI con cruces grabadas junto a las puertas de las casas. Es posible
establecer una correlación ante una manifestación de cristianismo pública como
esa y la presencia de familias conversas en un intento de reforzar y hacer
visible su sincera conversión. En Monção, Valença do Minho, Caminha, Castelo
Rodrigo, Guarda, Allariz y sobre todo Tui, encontramos numerosos ejemplos de
casas con cruces pertenecientes a este momento.
Habría que relacionar estas marcas cruciformes con
los testimonios de escarnio a familias conversas que se hacían por niños y
adultos en el siglo XVI en algunos momentos del año. El vecino de Baiona,
Alonso de Gándara, escribano del Rey, relataba en 1602 al cabildo que “siendo
muchacho con otros muchachos en compañía, las semanas santa en esta villa de
Bayona se yba a la puerta de los tales y con martillos de palo y de hierro
daban muchos porraços en la puertas
diziendo -judeus fora do lugar senon mandarbos an queimar- y ellos
salian tras dellos y se iba como muchachos entre los quales dize el testigo
entraban y entran los Coroneles ansi de Tuy como de Bayona…”.
Continuaba el escribano relatando las burlas a las
que sometía a los conversos “que en las caras los christianos viejos los
conocen por las filosomias y narices grandes y dize… que siendo muchacho encontrando otros muchachos de los
susodichos este testigo por burla y mofar dellos guinia como cabrito para
motejalles de cabrones los cuales callaban y desimulaban y hazian que no lo
entendían”. Dos asociaciones aparecen aquí, el defecto físico como
manifestación del defecto interior y la asimilación al macho cabrío como
símbolo del mal con las costumbres judías.
La burla y el escarnio reforzaban la identidad de
converso haciendo ostensible su adhesión a la fe católica que se le ponía en
cuestión constantemente. Lo que haría comprensible la aparición de las cruces
junto a las puertas de estas casas. A pesar de que las viviendas del siglo XVII
y XVIII se conservan en mucha mayor abundancia, curiosamente no aparecen signos
cruciformes en ellas, únicamente aquellas viviendas de la primera mitad del
siglo XVII cuentan aún con alguna cruz en su fachada.
Los
procesos contra la familia Coronel en Tui
No podemos señalar únicamente como causa de la
apertura de informaciones y la constitución de estatutos de limpieza de sangre
el ascenso al canonicato de Francisco Coronel en 1601. Las condiciones sociales, la erosión a la que se
han visto sometido los conversos procedentes de Portugal se encadena con un
periodo de crisis. No sería casual que el conflicto estalle después de 1599,
año de peste que afecta de forma grave a la ciudad y a su obispado. En estas
condiciones es fácil advertir que crisis y ascenso social se unieron para
provocar el acoso contra la familia Coronel cuyo poder económico y relevancia
social podían causar envidias y desarrollar odios entre la población pero sobre
todo entre las élites hidalgas y eclesiásticas.
La forma en que adquiere Francisco Coronel la
canonjía vacante en Tui insinuaría precisamente las influencias de su padre en
Roma y el poder del dinero a la hora de acceder a ciertos cargos. En Pontevedra los Dinís también sufren este acoso
tan pronto acceden a las regidurías de la villa. La intervención del Santo
Oficio provocaba que no pudiesen mantener el puesto en el concejo municipal
aunque a base de influencias puedan recuperar esa posición perdida como sería
el caso de Marcial Saravia.
La constitución de unos Estatutos de Limpieza de
Sangre como respuesta al nombramiento de canónigo de Francisco Coronel en 1601,
mostraba unos temores muy estereotipados que inducen a pensar más en las
envidias y luchas por el poder. San Juan Coronel pone en entredicho al cabildo
tudense y provoca que no pueda realizar las procesiones y oficios cotidianos
durante una larga temporada. El cabildo a su vez impide la toma de posesión de
Francisco Coronel. El pleito entablado entre los Coronel y el Cabildo tudense resultará en una
victoria para la familia, Francisco Coronel tomará posesión de su canonjía e
incluso en 1616 tomaría posesión un primo Tomé de León Coronel. La aprobación
por parte del papa de los Estatutos de Limpieza de Sangre al año siguiente no
afectaba a estos nombramientos, por lo que el cabildo fracasaba en su intento
por marginar a la familia de cargos eclesiásticos relevantes.
Pero las investigaciones que se habían realizado
desde el Cabildo no serían completamente inocuas. El rastrear los orígenes de
la familia Coronel estableciendo una serie de asociaciones sobre los
penitenciados o incluso por estos hechos facilitar el trabajo del Santo Oficio
contra miembros importantes de la familia como Antonia Saravia, no permitía
establecer una victoria tan clara para los Coronel y sus familiares.
Una de las consecuencias de esta actividad y celo
contra los cristianos nuevos será su repercusión en el arte. En Tui alrededor
del año 1601 se van a a realizar las pinturas para el arcosolio del obispo
Diego de Torquemada. La tabla de la Resurrección colocará los defectos físicos
de los judíos con una clara intención política. En la iglesia de San Bartolomé
las pinturas del ábside, referentes a la pasión de Cristo, también establece el
estereotipo judío de nariz grande y deforme como modo de representar su fealdad
interior a través de su pretendido defecto físico.
La larga espera que tendrá el cabildo para ver
aprobados sus Estatutos de Limpieza de Sangre también provocará que construyan
una cárcel capitular en 1611, cuyo única finalidad era acoger al canónigo
Coronel en caso de necesidad. Esta cárcel nunca será utilizada, puesto que el
cabildo contaba con otros espacios de reclusión para sus miembros tanto dentro
de la propia catedral como casas en la ciudad destinadas a este fin.
La
visibilidad del penitenciado a través de los Sambenitos
Si existía un símbolo de vergüenza y deshonor, de
marginación en muchos casos, ese era el sambenito, tanto cuando se llevaba como
hábito como cuando se dejaba colgado en las iglesias en señal de público
escarnio.
Los sambenitos son el producto de la penitencia
impuesta por el Santo Oficio a individuos que se alejan de la doctrina después
de un largo proceso, de complementarse con otras penas como la prisión o la
confiscación de bienes en caso de reconciliación. Las visitas de los Inquisidores permitían recoger
las denuncias hacia miembros de la sociedad cuyo comportamiento no estuviese
dentro de la doctrina católica. Denuncias en ocasiones de vecinos, pero también
denuncias de conversos que podían delatar a la familia y sus parientes. Es el
malsín, como sería el caso de Ribadavia con Jerónimo Baustista de Mena quien
pasaría al Santo Oficio en 1606 una lista de doscientas personas a las que
acusaba de seguir la ley de Moisés, 40 serían procesados. La mayoría eran
naturales de Ribadavia, pero en algunos casos se muestran también originarios
de Portugal, como Leonor Gómez, de Vilaflor, Antonio de Morais de Mirandela o
indirectamente como Duarte Coronel, natural de Salvaterra y vecino de
Ribadavia. En Tui la denuncia partía de Isabel Coronel hacia sus parientes,
acabando abandonada de sus familiares. Esas acusaciones podían incluso llegar a
ser autoinculpatorias como la protagonizada por la monja María de la
Anunciación, de origen portugués profesando en el monasterio tudense de la
Concepción, quien en 1618 confesaba al Inquisidor Gómez Correa sus ayunos,
blasfemias y ceremonias judías.
El hábito que se imponía como penitencia, después
del acto de reconciliación, acababa colgándose de la iglesia parroquial o
catedral en donde fuese vecino el penitenciado. Aunque existían excepciones
como la de Marcial Saravia logrando que su sambenito fuese colgado en Santiago
y no en Pontevedra.
Los sambenitos de la catedral de Tui han sido los
únicos en conservarse. Están formados por cinco lienzos con catorce
penitenciados. Los lienzos estaban ubicados sobre las puertas catedralicias
para garantizar su publicidad.
Entre los sambenitos encontramos a Antonia Saravia
y a su madre Antonia Henríquez, acusadas de guardar la fiesta del sábado junto
a otras costumbres de raíz judaica. Antonia Henríquez sería relajada en
estatua, de ahí la representación pictórica del sambenito con el rostro
hipotético de la ausente judaizante. Ysabel
Coronel, mujer de Antonio de Paz, reconciliada en 1621 se le había impuesto el
secuestro de bienes, retirándole luego el hábito, aunque él mismo pasaba a
estar colgado en la catedral.
Ysabel
Méndez de Rivadeneira, hija del mercader Enrique Méndez, sería reconciliada en
1617, confiscación de bienes, hábito y cárcel perpetua irremisible. Ysabel
Gómez era hija de Diego Falcón, en 1615 confesaría imponiéndosele hábito,
cárcel perpetua y confiscación de bienes. Margarita
Vaz Mendez, viuda de Miguel Coronel, acabaría confesando en 1617, la
reconciliación le supondría la confiscación de bienes, hábito y cárcel
perpetua.
María
de las Nieves había sido mujer del mercader tudense Pedro Correa, reconciliada
en 1617 con confiscación de bienes, hábito y cárcel por cuatro meses. María
Álvarez o de León, una de las numerosas hijas del trapero tudense Enrique
Méndez, será reconciliada en 1617.
Beatriz
Álvarez era otra de las hijas procesadas de Enrique Méndez, reconciliada con
confiscación de bienes, hábito y cárcel perpetua irremisible. Blanca
Méndez Enríquez, hermana de la anterior, en 1617 se le impondrían las mismas
penas, confiscación de bienes, hábito y cárcel perpetua irremisible. Catalina
Álvarez Méndez, hermana de las anteriores, sería reconciliada en 1617, se le
impondría la confiscación de bienes, hábito y cárcel perpetua.
Catalina
Coronel, viuda de Tomé Rodríguez, bajo tormento confesaría, el auto de 1617
impondría confiscación de bienes, hábito y cárcel por cuatro meses. Andrés
Duarte Coronel, hijo de Antonia Henríquez, declarado ausente fugitivo, se le
encausaría en contumacia, por lo que fue condenado a relajo en estatua con
confiscación de bienes en 1619. De ahí la imagen con el rostro entre llamas
entre la cruz en aspas, para simbolizar esta condena.
Antonia
Gómez, viuda de Fernando Pereira, sería reconciliada en 1617, con confiscación
de bienes, hábito y cárcel perpetua irremisible.12
Los sambenitos estarían colgados en la Catedral
durante unos siglos, pero su presencia no era agradable. El siglo XVIII
contempló la decadencia del Santo Oficio de la Inquisición, ejemplificado en la
desaparición de la cofradía de los familiares de la Inquisición, puesto que ya
no resultaba atractivo.
En 1763 llegarían a desaparecer dos sambenitos,
los correspondientes a Antonia Saravia y Antonia Henríquez. Este hecho revela
que los sambenitos seguían siendo un motivo de deshonor y causa para no
celebrar matrimonio entre familias. El caso despertaría la investigación del Santo
Oficio, pero su desarrollo muestra como los canónigos y presbíteros
catedralicios eran más que cómplices y sobre todo poco participativos con la
Inquisición y con unos objetos como los sambenitos que sólo se llenaban de
polvo. El final del informe del Santo Oficio, demuestra que no se concluyó nada
(quedó inacabado) y que la reposición de los sambenitos faltantes se hizo por
reconstrucción y no por recuperación.
El informe inquisitorial muestra que la
sustracción se produce por la pretensión de casarse una de las familias
implicadas en los sambenitos. Se quería evitar el rechazo de la familia del
novio, ya que el mismo no había pedido la aprobación paterna. Las complicidades
son evidentes en el texto del informe, que es testimonio muy importante de un
momento diferente en la evolución del Santo Oficio:
“El Tribunal
de Santiago ha remitido al consejo un expediente formado sobre lo ocurrido en
la Iglesia cathedral de Tui en punto de aver faltado dos sanbenitos.
El
cavildo de dicha Yglesia en caussa, que escrivio al tribunal en 13 de Noviembre
de 1763 dio parte de que avia pocos dias faltaban dos sambenitos de los que
avia puestos sobre las puertas de dicha Yglesia, sin averse podido averiguar
quien tuvo este atrevimiento y lo participaban para que el tribunal tomasse la
correspondiente providencia, y no se culpasse al cavildo de omito.
Mandose
pasar al Ynquisidor fiscal, quien por su escrito de 17 de Noviembre, dijo que
se podia, y devia librar comision á sujeto capaz, que contodo recato, y secreto
examinasse á los sacristanes, y demas oficiales de dicha Yglesia á fin de que
se averiguasse el dia, en que se noto la falta, y que no aviendo quien
testificasse contra persona determinada, se les preguntasse si sospechaban de
alguna: que se reconociesse la lista de los sanbenitos, que devian parar alli? Y
viesse los que faltaban, y siendo de ellos el de Christoval de Castro, ó matas,
ó alguno de los que entroncan con este, justificasse si estuvo en aquella ciudad
quanto, y en que tiempo Miguel Antonio de Yglesias su oficio platero, y vecino
de Santiago, donde se ospedo, y que personas fueron los de su maior confianza,
y amistad. El tribunal por su auto de 24 de noviembre mando librar comision á
D. Jacobo dela Rua, para que al tenor del pedimento fiscal reciviesse la
informacion, que se pedia, y que no preguntasse por persona particular de quien
huviesse sospecha, y que si de las preguntas generales resultasse persona
determinada, se examinasse á los contestes arreglandose en todo á la comision,
y estilo del Santo Oficio.
En virtud
de la comision siendo examinado D. Juan Francisco de Comesaña de 34 años,
Presbitero, sacristan, declaro en 8 de Diciembre que presumia ser llamado á
cerca de dos sanbenitos, que avria un mes se avian quitado, bien que ignora que
dia: que aunque el declarante tiene las llaves de la Yglesia, quedan las
puertas aviertas desde el amanecer asta el toque d ella oraciones, y que a su
parecer fueron quitados de las doce ala una del dia, mientras la Yglesia queda
sola y ha oido el declarante que su compañero Blas Cerqueira fue complice, y
aiudo á la extraccion de ellos á persuasion de unos tales campos del valle de
Miñor, y nombra los canonigos, á quienes lo ha oido, y le parece que los dos
sanbenitos, que faltan son de los apellidos Saravia, y Campos.
Don
Joseph Bernardo Polanco, y Caviedes Canonigo de dicha Yglesia, de 57 años, y
uno de los citados, es maestro de ceremonias, y declara que por uno de los dias
del mes de Noviembre proximo pasado hablo al declarante el escrivano Francisco
Muños, vecino de dicha ciudad, a fin de que mandasse limpiar del polvo los
quadros de los sanbenitos: lo que egecuto prontamente el que declara, sin
preguntarle el motivo, porque los queria limpios: que despues digeron al
declarante que un hijo de dicho escrivano, un criado y otro chico avian entrado
en la Yglesia despues d ellas doce del dia, y copiado los letreros d euno, ó
dos de dichos sanbenitos, leiendo uno desde arriva, y escriviendo otro avajo:
que no save el declarante lo que contenian dichos letreros, y que daria razon
dicho escrivano Muñoz: que despues pregunto el declarante á este con que fin, ó
para que avia mandado sacar aquellas copias sin la licencia, ó de la del Dean,
ó cavildo? Y le respondio que un compariente de su hijo queria casarse sin
licencia de sus padres con una señora del valle que se apellidaba Campo, y que
no siendo esta de igual calidad, que su compariente por ser descendiente de
unos coroneles reputados por judios, pues sus causantes fueron sanbenitados, y
de la linea de los que avia mandado copiar vide fol. 6B.
Don
Benito Duran de 61 años, Notario de la audiencia, aunque declara aver visto la
falta d ellos dos sanbenitos, y case que se quitara desde mediados de octubre
en adelante, y que el uno era de Antonia Saravia, y el otro de Antonia Enriquez
viuda de Andres Duarte Coronel, no save quien sea el culpado.
Don Pedro
Lourido de 44 años, Presbitero, capellan de dicha Yglesia delcara que corrian
ciertas voces vagas de qe un cavallero del valle llamado N. Campo tuvo una
merienda en casa de D. Juan Francisco Solana thesorero Dignidad de dicha
Yglesia, y que este concurrio, ó de modo como se arrancarian los que faltan.
Ynacio
Alvarez de 42 años, campanero de dicha Yglesia, declara que á principios de
dicho mes de Noviembre el canonigo Polanco mando al declarante limpiasse del
polvo los sanbenitos, lo que egecuto el declarante, y de alli á unos dias
corrio la noticia de que avian hurtado de ellos, la que reconocio el declarante
y aunque quedo pegado al marco un pedazo de lienzo de uno de ellos sin escrito
alguno, no se save su contenido, ni de quienes fuesen.
Don
Eugenio Martinez de 52 años canonigo solo dijo que corria averse quitado con
motivo del pleito matrimonial entre N. Pereira, y N. Ocampo, y que esta se
decia pariente de uno de los sanbenitados.
Don Joseph del Peso acolito
de dicha Yglesia declara aver visto al criado del escrivano Muñoz vide fol. II.
Francisco Comesaña de 76
años labrador dice que oio se avian quitado por mandado de D. Juan Francisco
Yñigo canonigo thesorero de dicha Yglesia, pero no save quien los quiso, ni á
quien se lo oio.
El comisario remitiendo la
informacion antecedente dijo al tribunal en su carta de 12 de Diciembre que
aunque hizo las mas
Mandose pasar al Ynquisidor
fiscal, quien por su escrito de 12 de enero de este año de 1764 fol. 15
El tribunal por su auto de
18 del mismo, dijo...”
Las comunidades conversas galaico-portuguesas
formaron parte de un momento histórico muy concreto. La huida de estas familias
a Europa o el Mediterráneo oriental favorecerá la vuelta al judaísmo, mientras
que los que quedaron se integraron plenamente sin que se produjese ningún hecho
destacado relacionado con su origen.