Daniel Kutner es un apasionado cocinero, pintor y escultor.
Natalia
Vaquero - Faro de Vigo | Jerusalén 11.06.15
"Cuanto
más sé del conflicto en Oriente Medio, menos lo entiendo", reconoce con
humildad Daniel Kutner (Buenos Aires, 1955), un experto en historia de los
países árabes que en agosto se convertirá en el nuevo embajador de Israel en
España. Casado con la bióloga, científica e investigadora Shirley Kutner, la
pareja prepara entusiasmada su aterrizaje en Madrid con la sensación de coronar
la cima de una larga carrera diplomática de 30 años que comenzó en Bolivia y
les ha hecho pasar por las legaciones sionistas de Venezuela, Nueva York y
Filadelfia, donde preparaban al alimón los manjares para agasajar a sus
numerosos invitados en las recepciones consulares.
"Siempre
me ha gustado estar entre fogones y soy un experto en carnes y pasta",
revela orgulloso este diplomático de ascendencia polaca que a los 18 años dejó
su Argentina natal para incorporarse a la vida de un kibutz y ayudar al Estado
israelí que este año cumple 67 años de su fundación. "Vengo de una familia
muy sionista", afirma categórico. "Tuve claro desde muy joven que mi
vida iba a estar al servicio de mi país".
El
mismo convencimiento tuvo Shirley cuando dejó su ciudad natal de Caracas donde
también se crió para instalarse en Jerusalén poco después de la guerra de Yom
Kipur que enfrentó en 1973 a Israel con Egipto y Siria. Ese conflicto y la
universidad unieron a Daniel y a Shirley, que se casaron en plena convulsión de
un Buenos Aires tomado por los militares golpistas en 1976. La pareja tiene dos
hijas, Maia, experta en Medio Ambiente, y la cineasta Adi.
En
1986, Daniel Kutner se doctoró cum laude en Historia de los Países Musulmanes
por la Universidad Hebrea de Jerusalén; en 2002 se licenció en el Curso de
Altos Servicios de Inteligencia; en 2005 obtuvo el doctorado cum laude en
Ciencias Políticas y Seguridad Nacional por la Universidad de Haifa y ese mismo
año se licenció en la Escuela Nacional de Seguridad. Hasta el mes de agosto,
cuando viaje a Madrid, Kutner es el encargado de la División sionista para
Canadá y las comunidades hispanas en América del Norte.
La
carrera de Shirley Kutner no le va a la zaga a pesar de haber seguido a su
marido en cada una de las misiones en el exterior que le ha encargado el
Gobierno israelí. Hija de supervivientes rumanos y polacos del Holocausto, ha
dedicado su vida a la investigación y al desarrollo biotecnológico hasta fundar
en el año 2006 Biojerusalem, una asociación para fomentar la colaboración entre
el gobierno, las empresas y la universidad en la investigación biotecnológica.
"Que a nadie le quepa la menor duda de que voy a usar los considerables
talentos de mi mujer para impulsar la labor de la embajada", advierte
satisfecho el diplomático.
Los
Kutner llegan a Madrid con la vista puesta en la inminente aprobación de la ley
que da la nacionalidad española a los descendientes de los judíos expulsados
por los Reyes Católicos en 1492, un suceso que el diplomático califica de
"tragedia histórica" mientras observa con indisimulada alegría
"la reciente apertura de España al mundo judío" tras siglos de
distanciamiento que llevaron a la extinción de la comunidad sefardí, perseguida
en España hasta la 1834, cuando se derogó la Santa Inquisición.
"Vamos
muy ilusionados a España", insiste Daniel Kutner, quien conoce bien
Madrid, ciudad en la que residió dos meses en 1985 para estudiar y documentarse
sobre las relaciones de España con el mundo árabe durante la época franquista
del ministro Martín Artajo. "Vivía por la Plaza de Colón y recuerdo que me
gustaba mucho ir de bares y tapas".
Pintar
es otra de las pasiones de Kutner, que a la vez hace pinitos con la escultura.
Como reto se marca ahora aprender a cabalgar sobre las olas de las playas
españolas en la tabla de windsurf que le ha regalado su esposa y disfrutar de
la literatura española que tanto admira desde que leyese el Poema del Mío Cid,
el Lazarillo de Tormes o Federico García Lorca.