16/02/09

Guardaespaldas árabe para el líder antiárabe

El guardaespaldas árabe, con gafas de sol, escoltando a Lieberman


Por Sal Emergui

El Mundo

Jerusalén . 16 de febrero de 2009.- Los diputados árabes en el Parlamento de Jerusalén (Knésset) le llaman "el Jörg Haider israelí". El 'ogro' de los árabes que viven dentro de Israel. El ultranacionalista Avigdor Lieberman responde: "Sólo tengo problemas con los árabes que queman banderas de Israel y apoyan a grupos terroristas como Hamas".

Los comicios le acaban de dar 15 de los 120 escaños del Parlamento, convirtiéndose en juez del futuro Gobierno. Un éxito que se debe entre otros motivos, al claro viraje de los israelíes a la derecha -reforzado por los misiles lanzados desde Gaza- y un programa muy populista: "Sin fidelidad, no hay ciudadanía". El objetivo es el sector árabe-israelí, el 19% de la población.
Es un odio mutuo que no evita la siguiente paradoja surrealista: la vida de Lieberman, amenazado de muerte desde hace meses, está en manos de un árabe. Concretamente de Frid, su guardaespaldas beduino. Su sombra las 24 horas del día.

Su función es evitar que algún grupo palestino o algún árabe ataque a su protegido. Hace unos meses, el Frente Popular para la Liberación de Palestina -responsable de la muerte del ministro de Turismo Rejavam Zeevi (2001)- amenazó con matar a Lieberman.

Frid no es un guardaespaldas más sino el jefe de la unidad de cuatro escoltas que acompaña constantemente a Lieberman. Este robusto agente es uno de los ocho que pertenece a la guardia de la Knésset. Antes de que el populista político de origen ruso visite un lugar, la zona es 'limpiada' por el robusto Frid. Mientras los otros tres guardaespaldas se turnan y van cambiando de lugar y misión, él permanece al lado de Lieberman. Como profesional y como le han enseñado en los cursos de protección de personalidades, su 'hombre' es un objeto, la misión, independientemente de sus ideas políticas o personales.

Por eso, Frid se mantiene estoico cuando en algunos actos electorales, Lieberman da alguna de sus fórmulas del futuro: Como por ejemplo el famoso intercambio de territorios que según los diputados árabes es "pseudónimo elegante de transfer". "A cambio de la permanencia de bloques de colonias en Judea y Samaria (Cisjordania), poblaciones árabes dentro de Israel se irían al futuro Estado palestino", discursa Lieberman. Sus seguidores aplauden. Algunos, los más jóvenes, insultan a los árabes. Frid no se inmuta. Es como un muro sin orejas pese a que lleva el pinganillo imprescindible de todo agente. No escucha lo que dice su Lieberman pero sí mira. Sus ojos escanean, atentos a que nadie se acerque a uno de los líderes más odiados en la calle palestina.

Pero no es el único 'amigo' árabe de Lieberman. El número 12 de su lista electoral y por tanto futuro diputado es Jamad Amar, un druso de la ciudad árabe de Shfaram, al norte de Israel. Tras servir en el Ejército entre el 82 y 86, este abogado de 43 años se ha dedicado a fomentar la integración de la comunidad drusa. "No tengo miedo de sufrir un ataque ya que nadie se atreverá a meterse con mi familia. Somos muchos y fuertes", comenta Amar. Por si acaso, recuerda que es experto en artes marciales.

Otro dato para la reflexión: en Shfaram, una ciudad de 34.000 habitantes (60% musulmanes, 26% cristianos y 14% drusos) el partido de Lieberman fue el tercer más votado tras dos formaciones árabes.

El Mundo