24/02/09

Antonio Gala y el pueblo elegido


Hace unos días el Diario “El Mundo” publicó en “La Tronera” este comentario de Antonio Gala en torno al pueblo judío que no tiene desperdicio. Cuando lo leí no podía dar crédito a los criterios expuestos, unos criterios que como se puede leer más abajo, van más allá de cualquier crítica política y moral a la actitud de un estado determinado, en este caso Israel, y que justifican de pleno, el sentir y la acción del antisemitismo. Partiendo de su lectura, escribo un pequeño artículo de respuesta porque hay declaraciones que sencillamente no se deben dejar en el silencio y porque es importante cuando menos, abrir una brecha a través de la cual emerjan la reflexión y el debate que puedan iluminar y esclarecer la percepción de la historia en ese ángulo tan oscuro de la sombra colectiva.

***
LA TRONERAANTONIO GALA
Pueblo elegido
05.02.2009
DEBE estar claro: que se hayan cometido contra un pueblo delitos genocidas o antihumanos, no le autoriza a cometerlos él. El sionismo equivale a un fundamentalismo y es, por tanto, ciego y vengativo. Que no se escuden quienes usan Israel (no todos) en lo que contra ellos se realizó. Como compensación, se arrebató a otro pueblo su geografía -sólo parte- para crear o recrear una nación preferida de Dios. Dio mal resultado: rebrotó la codicia y el afán de extensión, el desprecio a otros pueblos y a sus vidas y a sus posesiones, y resucitó el terrorismo... Ahora no quiere convivir. Sin paz, sin límites, sin freno a la avaricia y a las falsas historias, el pueblo judío sucumbirá de nuevo. Como le sucedió en unas cuantas ocasiones: progromos, guetos voluntarios o no, exterminios, persecuciones, expulsiones... Desde Egipto a Sefarad, desde Canaán a Sión: todas tierras prometidas. ¿No haría bien preguntándose el porqué le ocurre siempre igual? ¿O estará el resto del mundo equivocado?

***
Respuesta a Antonio Gala
Por Malka González Bayo


Las “opiniones” vertidas hace unos días al diario “El mundo” por parte de Antonio Gala, además de prestarse a una mediocre mezquindad intelectual y espiritual que no le corresponde a un hombre de su talla, nos recuerdan lo cerca que aun estamos en nuestra cultura de los abismos y no se prestan a una simple y reactiva opinión, sino a análisis más profundos cuando parece que el sin-sentido toma la palabra de aquellos que un día fueran poetas y pensadores sensibles; aunque parece que ahora de ambas cosas, a Antonio Gala, le quede ya muy poco.

Hemos de poder hacer un análisis del estado de salud y honestidad de pensamiento de algunos de nuestros intelectuales que de una manera tan prepotente e irresponsable, parecen hablar por encima del bien y del mal mezclando demagógicamente a su antojo y sin ningún rigor, conceptos morales, políticos y religiosos condenando e invocando de nuevo a las amenazas y a los castigos más terribles al pueblo judío en un país que aun ha de curarse de las huellas que dejó en su historia aquella inquisición que después diera tantas ideas al nazismo. Aunque el Sr. Gala haya tenido mucho cuidado en no nombrar.
Jamás hubiera creído que el Sr. Gala ya en esa edad en la que deseamos escuchar a nuestros sabios aportando algo de luz en un mundo tan oscuro, pudiera sin embargo padecer en su senectud del “Complejo de Torquemada” y apelar a la sin razón de la violencia colectiva realizando semejante salto a la regresión histórica para justificar sus críticas acertadas o no, al Estado de Israel y reclamar justicia para el pueblo palestino que la merece, al igual que todos los pueblos del planeta.
A través de las fantasías del pasado apelando a los progroms, guetos y exterminios, pareciera capaz de justificar aquella “horda primitiva”que por ejemplo, en el jueves santo de 1391, asaltó llena de odio los barrios judíos en diversas ciudades españolas mutilando niños, asesinando mujeres y ancianos y profanando libros sagrados con toda “santa razón” basada como bien se sabe, en la construcción de falsos libelos y delirios colectivos a la caza de un chivo expiatorio ¿Hubieran tenido que pensar los niños judíos y sus madres que bien se lo merecían por sentirse “el pueblo elegido”?
Tampoco hubiera creído que el Sr. Antonio Gala raptado por ese complejo del inquisidor, pudiera justificar la vergonzosa expulsión de los judíos de Sefarad en el 1492 en una megalómana identificación con los Reyes Católicos, ni mucho menos, que en esa edad de sabiduría en donde el corazón profundiza sus ideas y el vientre aquieta sus impulsos de adolescente justiciero, que se hiciera eco también de los progroms en los que quemaban a comunidades enteras en la indefensión de sus pueblos en la Rusia rural. ¿En nombre de que “culpa histórica” habrían de preguntarse también el por qué lo merecían?
Hubiera creído que antes de verter semejantes contenidos de corte tan medieval que vuelven a intoxicar la sombra de nuestro inconsciente colectivo con tendencias que ya deberían estar superadas, que el Sr. Gala, se hubiera tomado la molestia de saber por encima de sus “trentinos” prejuicios y condenas religiosas, que es lo que significa realmente ser “el pueblo elegido” antes de mezclarlo con sus juicios políticos sobre el conflicto de Oriente Medio y sus sentencias morales sobre el sionismo.
Porque si el pensamiento del Sr. Gala tal como hubiera sido de esperar en un intelectual de su talla se atuviera a una auténtica libertad ética y espiritual, y no a las judeófobas emociones de sus vísceras, habría sabido de forma más ponderada que el pueblo judío (como cualquier otro) evidentemente tiene sus conflictos y también sus fallos, ya sean políticos o de otro tipo, faltaría más, pero sin embargo (y si, a diferencia de otros), no se siente superior a ellos por la sencilla razón, de que el Judaismo tiene una construcción diferente de lo religioso y no divide la redención del mundo entre fieles e infieles; lo cual le dota de una muy sana y especial libertad de la que no gozan las otras religiones monoteístas llevadas por su tiránica manía de convertir al infiel contra su voluntad para conseguir una redención que se puede alcanzar simplemente, siendo una buena persona y un justo de la tierra.
En base a este criterio teológico, el “pueblo elegido” quiere decir como el mismo lenguaje indica Sr. Gala, que los elegidos son todos y cada uno de los miembros de la colectividad y todos aquellos que la adoptan y por tanto, no necesitará intermediarios para comunicarse con la divinidad como ocurre en otras religiones ¿Es este para usted, según manifiesta, un principio básico para odiarlo y justificar su extinción?
Pero en cualquier caso, ni siquiera en el caso de que un pueblo se pueda sentir superior, se podría justificar la crueldad perversa y ciega de las hordas contra él, pues entonces habríamos de aplicar la misma sentencia sobre la mayoría de las culturas y pueblos de la tierra en algún momento de su triste historia colectiva, que dicho sea de paso y como usted bien sabe, suman en su haber infinidad de terribles crímenes contra la humanidad y centenares de miles de muertos, por no decir millones en cortos períodos, que superan con mucho lo que ha podido acumular Israel a lo largo de sus 60 años de existencia (y que también hay que lamentar) y sin embargo, no se le ocurriría justificar y amenazar con su extinción ¿o sí?
Lástima que haya sido en este punto en donde a sus años, haya patinado tanto ; porque Sr. Gala, el mundo cuando así ha actuado y cuando así actúa usted ya debería saber que SI, está equivocado.
*Malka González Bayo
Docente en el Master de Psicología Analítica Univ. Autónoma de Barcelona
Miembro fundadora de UMBRAL Red de asistencia Psi
Vicepresidenta de la Red cultural “TARBUT SEFARAD”