05/07/15

Entrevista con Micheline Wolanowsky: “En 1942 os xudeus non sabíamos o que estaba a suceder, ninguén o sabía"


Micheline Wolanowsky, con su hija en la playa de Samil. Vive en Vigo con su familia desde 2009.
Una entrevista de Teo de Andrés

Esta semana cumple 90 años en buen estado de salud y con la cabeza lúcida y llena de recuerdos vivos. Desde hace unos años reside en Vigo con su familia después de haber pasado buena parte de su larga vida en Sudamérica, aunque nació en Francia de padres judíos polacos, de ahí su suave acento entre francés y porteño propio de Uruguay. Micheline es testigo directo de dos sucesos que ya forman parte de la Historia: el inicio de la Segunda Guerra Mundial con la ocupación de París y el Holocausto judío, donde perdió a su hermana y sus padres cuando era una chica de unos 17 años. 

Su recuerdo más intenso de aquella época se remonta a septiembre de 1939, cuando tenía 14 años y todavía estaban de vacaciones de verano en un pueblo cerca de la capital francesa, donde había nacido en 1925. Sus padres habían emigrado desde Polonia en busca de una vida mejor, que encontraron. “A mis padres les encantaba Francia, las costumbres, la vida, hasta la comida, todo, vivíamos bien, sin problemas”, cuenta como si fuera ayer.

Luego comenzó la guerra, y la capitulación de Francia, en 1940. “Teníamos miedo a que bombardearan París, así que nos  marchamos a Bretaña, pero fue inútil, porque al poco tiempo fue ocupada por los alemanes, así que volvimos a París, que no sufrió las bombas y volvimos a nuestra vida. Al principio, durante todo 1940, no pasó nada, y todo parecía tranquilo. En 1941 comenzaron a torcerse las cosas, cada vez peor”, explica. “El 14 de mayo de 1941 mi padre recibió una carta en la que se le decía que tenía que ir a trabajar a un campo, encerrado. Ahí comenzó a torcerse, y más cuando a finales de año nos obligaron a llevar puesto una estrella de David con la palabra judío para identificarnos. Luego en junio de 1942 llegaría lo peor, cuando lo llevaron en un tren de ganado a Auschwitz. Los alemanes cada vez eran peores con los judíos, nos prohibían estar fuera de casa más allá de las ocho, pasear por un parque, creo que tenía que ver con que empezaban a perder la Guerra y estaban furiosos, incluso los soldados eran cada vez peores”. Después de aquello, se marcharon a la zona controlada por Vichy para intentar evitar su deportación. “Huimos, nos refugiamos en un hotel, íbamos a un colegio de señoritas, y creíamos que estábamos a salvo, pero no fue así”. Por fin un día los alemanes entraron y se llevaron a su madre y a su hermana. Micheline  se escapó gracias a que un hombre la ocultó. “No sabíamos qué pasaba, nadie lo sabía, pensábamos que iban a trabajar, porque Alemania se había quedado sin hombres, pero cuando comenzaron a llevarse a mujeres y niños entendimos que pasaba algo. Pero nadie en Francia lo sabía”.

¿Después de tantos años, qué tiene más presente todavía ahora en su memoria?
Lo que más recuerdo es cuando arrestaron a mi madre y a mi hermanita. Yo lo único que quería entonces era ir donde las llevaron. Todo fue muy rápido.  Fue apenas un minuto, cuando mi madre me envió fuera de la casa, y al llegar no había nadie. Entonces vivíamos en un hotel en la zona Este de Francia, yo quería ir con ellas, mi padre ya estaba arrestado desde hacía dos años. Eso fue en 1944, y el dueño del hotel me dijo no, me dijo que no fuera, que si iba con ellas no las iba a ayudar, yo forcejee y trataba de convencerle, aunque la calle estaba llena de alemanes. Me dijo que si me quedaba iba  a poder ayudar a que la guerra terminara más pronto que tarde. Fue lo que me salvó. Luego, cuando acabó la guerra, un hombre joven me dijo que no buscara más, porque mi padre había muerto en sus brazos. Y acabé casándome con ese hombre.
Usted insiste en que, al menos en la Europa occidental, en Francia donde vía, no se sabía nada de  los campos de exterminio. ¿No había sospechas?
Nadie sabía nada, ni la palabra deportación decía nada. La gente pensaba que los que se iban en los trenes marchaban a Alemania  a trabajar porque los soldados eran hombres. Pero luego empezamos a dudar porque era tan violento todo, cada vez más brutal. Pero  hasta que acabó la guerra no sabíamos nada, todo estaba bien organizado y escondido, nadie podía imaginar lo que ocurría.
¿Le quedó odio de todo aquel momento sufrido? 
Me quedaba mucho odio hacia Alemania. Incluso cuando la gente hablaba alemán pero con el tiempo me di cuenta que los que hablaban hoy no tenían nada que ver con lo que habían hecho sus abuelos. Ahora ya no tengo rencor a los jóvenes, sí a los que hicieron aquello, a los que obedecieron. 
¿Se pudo evitar todo aquello? 
Israel todavía no existía y Europa no ayudó porque cuando los americanos y los franceses empezaron a invadir Francia, los aviones nunca bombardeaban el ferrocarril que los llevaba a los campos de concentración, nunca bombardearon los rieles. Si lo hubieran hecho, no habrían salvado a todos pero habría retrasado todo. A medida que los alemanes perdían en el frente ruso se ponían más furiosos contra la resistencia, contra los judíos, se ponían más agresivos con los civiles. En 1940 cuando llegaron a París se decía que venían con guante blanco porque en Polonia habían sido muy salvajes pero en París no, al principio se portaron bastante tranquilos, pero después comenzaron a arrasar.
¿Cree que podría volver a pasar algo tan brutal como el holocausto? 
No lo sé. Sí sé que en el mundo actual tenemos otros enemigos: los yihadistas quieren acabar con la civilización de acá de Europa o América e implantar la ley de ellos, eso es muy peligroso. Espero que la potencias occidentales se den cuenta y tengan más esfuerzo para pararlos. Es un peligro para el mundo.
¿Conoce Israel? ¿Qué le parece?
He ido varias veces, porque mis hijos fueron allí de jóvenes y mis nietos nacieron allí, aunque  por otras circunstancias, por trabajo, fueron a otros lados, a Uruguay y Veneuela y España. Israel es una garantía para los judíos, sí, pero es un país muy pequeño y no tiene fuerza para luchar contra todo el mundo. Es el único país democrático en Medio Oriente. Creo que Estados Unidos ayuda a Israel para tener un punto en esa zona medio salvaje. Los yihadistas son terribles, cortan la cabeza a la gente, nunca se ha visto algo así. Son un peligro real.