02/10/11

Willi Münzenberg, los palestinos y la inercia solidaria.


Por Carlos Galansky*
Publicado en La Voz de Galicia e La Opinión de A Coruña

La inercia, en el ámbito de la física, es la propiedad que tienen los cuerpos de permanecer en movimiento, a pesar de que no se le aplique alguna fuerza. La inercia, en el ámbito de las personas, es seguir haciendo algo que siempre se hizo, sin cuestionarlo.

En el año 1917 un fuerte resplandor, producto de una insurrección armada, produjo una ilusión en aquellas personas que creyeron en ese proyecto de nueva sociedad, la sociedad socialista y su pueblo soviético. Por el contrario los países capitalistas y sus burguesías eran los enemigos contra quienes se volcaban todos los odios.

Comenzó entonces la solidaridad con ese proyecto en los países europeos. Su principal impulsor fue un alemán , Willi Münzenberg, quien va a dedicar todo su esfuerzo a ello. Nucleó en sus variadas organizaciones solidarias todo el anhelo de muchas almas. En las Juventudes Comunistas Internacionales, en la ayuda Internacional Obrera, en los Congresos Antifascistas en Francia y en el Frente Popular Alemán. Sustituyó la caridad por la solidaridad. Encontró la llave del corazón de muchos intelectuales. Estos no tenían un conocimiento profundo de los asuntos políticos y económicos. No eran los argumentos políticos concretos, sino los sentimientos morales generales los impulsores de la solidaridad. Una cosa pensada era una cosa real. Pero junto a motivos idealistas estaban también la vanidad intelectual. Los vanidosos tienen su precio: son fáciles de atraer y se dejan manipular. La intelectualidad crítica no se extendía a la política.

Willi Münzenberg descubrió todo el engaño de esa sociedad estalinista y los años perdidos en mantener una solidaridad con ella, en 1939, tras el pacto Hitler-Stalin. La “puñalada en la espalda” como él mismo escribió. Pero fue tarde, la historia lo devoró.

Hoy como herencia de ello, tenemos nuevamente organizaciones solidarias con la sociedad islamista y el pueblo palestino. De nuevo un grupo de esclarecidos intelectuales nos presentan un ideal de sociedad y un pueblo oprimido (el palestino) y un nuevo país explotador (Israel). Cambiaron la hoz y el martillo por la media luna.

El bloque socialista desapareció, un país de su órbita de influencia como Libia ha caído. La información que llega de las barbaridades cometidas por su líder Gadhafi son minimizadas. La Libia de Gadhafi ya no presidirá la Comisión de Derechos Humanos de la ONU con dedicación exclusiva a condenar a Israel. De momento se mantiene el premio de Derechos Humanos que lleva su nombre.

La inercia solidaria de algunos intelectuales sigue su camino, ajena al sufrimiento de los pueblos que la padecen. Su insensibilidad social es imperdonable.
* Carlos Galansky é socio de AGAI. Preso político na Arxentina pola súa militancia na esquerda durante as dictaduras militares.