Por Xabier Limia de Gardón
La Región - 25.01.2011
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Estamos en la calle dedicada a Valentín Lamas Carvajal. Hay en ella nuevas y singulares placas identificativas realizadas con arte por Carlos Costoya, que van más allá de la necesaria rotulación urbana y ofrecen una información histórica adicional. Breve, de estilo telegráfico, nos permite acercarnos así a los tiempos inmediatamente anteriores en que era la calle del Instituto, y ello nos aproxima al conocimiento de una realidad próxima en el ámbito temporal, pues aquí se instaló durante buena parte del siglo XIX aquella pionera institución pública docente, en el edificio que había sido de los Jesuitas, y que alberga hoy dos tiendas y la residencia sacerdotal, con su iglesia al lado, tras su apresurada y no voluntaria marcha.
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Aquí está, en la misma mano, además, el edificio comercial de Alfredo Romero y el cultural del Liceo, este en el antiguo Palacio de los Oca y Valladares. Mas la placa nos permite hacer un viaje más atrás en el tiempo, hasta aquella época pretérita en que era la calle de la antigua Judería, con edificios más pequeños, y bajos, en los que apenas si existía dicha casa fuerte, que defendió sus lindes con la iglesia hasta el punto de mantener aún ahora un espacio en forma de angosta calleja entre ambas, que se abre hacia la Alameda, el campo.
Aquí está, en la misma mano, además, el edificio comercial de Alfredo Romero y el cultural del Liceo, este en el antiguo Palacio de los Oca y Valladares. Mas la placa nos permite hacer un viaje más atrás en el tiempo, hasta aquella época pretérita en que era la calle de la antigua Judería, con edificios más pequeños, y bajos, en los que apenas si existía dicha casa fuerte, que defendió sus lindes con la iglesia hasta el punto de mantener aún ahora un espacio en forma de angosta calleja entre ambas, que se abre hacia la Alameda, el campo.
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La judería ourensana al oeste de la Catedral, próxima al palacio episcopal, y a la residencia del arcediano y demás canónigos, como también a la casa del Concejo, en la plaza Mayor. En las puertas del burgo.
La judería ourensana al oeste de la Catedral, próxima al palacio episcopal, y a la residencia del arcediano y demás canónigos, como también a la casa del Concejo, en la plaza Mayor. En las puertas del burgo.
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Recordarlo estos días de enero puede ser, desde el conocimiento y la sensibilidad, una manera adecuada de darnos cuenta del día 27 que se dedica al Holocausto, o Shoa, aniquilación, más adecuado por aludir al desastre sin parangón de los judíos por el partido nazi alemán durante la segunda guerra mundial. Hay con ese título una película de Lanzmann, menos conocida que ‘El señor Ibrahim y las flores del Corán’, de E.-E. Schmitt que en el París de los años 60 conviven un tendero árabe y un muchacho judío de trece años, ejemplo y símbolo del encuentro entre culturas con un mensaje de tolerancia y comprensión. Las revistas Álef, de la Casa Sefarad Israel en España, y la más reciente De Compostela a Ierushalaim, que nace en Galicia el pasado año santo jacobeo pueden ser también caminos.
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Recordarlo estos días de enero puede ser, desde el conocimiento y la sensibilidad, una manera adecuada de darnos cuenta del día 27 que se dedica al Holocausto, o Shoa, aniquilación, más adecuado por aludir al desastre sin parangón de los judíos por el partido nazi alemán durante la segunda guerra mundial. Hay con ese título una película de Lanzmann, menos conocida que ‘El señor Ibrahim y las flores del Corán’, de E.-E. Schmitt que en el París de los años 60 conviven un tendero árabe y un muchacho judío de trece años, ejemplo y símbolo del encuentro entre culturas con un mensaje de tolerancia y comprensión. Las revistas Álef, de la Casa Sefarad Israel en España, y la más reciente De Compostela a Ierushalaim, que nace en Galicia el pasado año santo jacobeo pueden ser también caminos.
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Todo ello desde la evocación del pasado, plasmado en las placas cerámicas de Carlos Costoya. Admirando estas nuevas y vistosas piezas en gran número de calles de nuestra ciudad apreciamos el trabajo artesanal, vistoso y creativo para el escudo y bordes, con plumilla y pincel, en terracotas al horno en tres cocciones, con esmalte a mano y craquelado: es la otra faceta artística de este joven pintor, iniciada ya en los noventa con otras alcaldías con las de Pura y Dora Vázquez y de la plaza de San Antonio.