03/10/08

Entrevista con Jaime Einstein (La Opinión de A Coruña)

Una entrevista de Gemma Malvido

Nació en Cuba pero el régimen castrista le obligó a marcharse, a conocer otros países, a afincarse en Estados Unidos durante un tiempo y a volver a la otra patria que ni la política ni la religión le habían negado, Israel, el país al que cualquier judío, como él, puede volver. Jaime Einstein estuvo ayer en la coruñesa librería Arenas para presentar el último de los libros que ha escrito, El esplendor; una obra sobre el libro base del misticismo hebreo.

-¿Cómo es El esplendor, un libro que habla sobre otro libro?

-Habla sobre el misterio que se esconde detrás de uno de los libros más misteriosos que hay que es el Zohar, que en hebreo, significa también esplendor. Este libro, según las leyendas, fue escrito en el siglo I, pero se mantiene totalmente desconocido hasta que, de repente, aparece en manos de un cabalista español, Moisés de León, en el siglo XIII.

-Y es que el Zohar no es un libro cualquiera...

-Es el tratado de la cábala, del misticismo judío, que trata, entre otras cosas, de dar una explicación del significado oculto que hay detrás de las palabras de la Biblia; explica también la estructura interna de Dios, cómo se crea y para qué el universo y cómo termina todo. Es un libro tan profundo y complejo que había en el judaísmo unas leyes sobre quién debía y quién no leer este libro, porque en manos de personas inmaduras o malintencionadas podría hacer mucho daño. Esta es la razón por la que estuvo oculto.

-Supongo que necesitaría muchas horas de estudio para rehacer esta historia.

-Desde luego, he tratado de ser fiel a la historia, pero lo que no se sabe lo he completado con mi imaginación. Es un libro de ficción histórica.

-¿Cómo llega un judío cubano a exiliarse en Estados Unidos y a vivir en Galilea?

-Todo judío tiene varias patrias. Yo nací y me crié muy feliz en Cuba, pero los avatares políticos hicieron necesario que me fuese de mi país y estuve vagando de un lugar a otro hasta que decidí que iba a regresar al país que es nuestro.

-¿Volvería hoy a Cuba?

-He estado activo en la oposición política, así que estaría un poco nervioso en Cuba mientras el régimen siguiese en pie. Probablemente no pasaría nada si fuese, pero después de muchos años fuera de una dictadura, te acostumbras a ser dueño de tu propia boca y a hablar con libertad, y creo que callar lo que quiero decir me sería complicado.

-¿Deben callarse todavía los judíos?

-No. En España, por ejemplo, yo nunca me he sentido cohibido, a pesar de que este país se sitúa en los primeros puestos del antisemitismo en Europa Occidental. La mayoría de los españoles en su vida ha conocido un judío, así que la mejor manera de combatir el antisemitismo es eliminando la ignorancia que hay sobre nosotros.

-¿Es objetiva la información que recibimos de Israel?

-Los medios deberían dejar de ser tan hipócritas, porque los medios españoles, cuando tienen que seleccionar dónde van a vivir en el Medio Oriente, prefieren hacerlo en Israel y no en los países árabes. Por un lado están echando pestes de Israel pero es donde se sienten más cómodos.

-¿Cómo se viven los conflictos en Galilea?

-¿El árabe-israelí?

-Por ejemplo.

-En Israel hay árabes israelíes que son ciudadanos del país y que tienen los mismos derechos que los demás. La confusión se da con el problema palestino-israelí, los territorios que cayeron en manos de Israel después de la guerra de los seis días están habitados por árabes que no son ciudadanos de Israel: los palestinos, que son la base de los problemas entre árabes e israelíes. Es un conflicto tremendamente complejo que se está tratando de resolver. En Galilea yo no lo siento, aunque en la guerra de 2006, cuando los chicos de Hezbollah dejaron caer 600 cohetes sobre mi ciudad, sí que lo sentí, pero ellos no son de los nuestros; son integristas, tienen unas ideas ridículas y con ellos no se puede tener una conversación decente. Contra personas así uno sólo puede defenderse.

-¿Vive con miedo?

-No, porque el país está tan acostumbrado a tener malos vecinos que todo el mundo lo asume y vive con total normalidad. En comparación con los que han vivido el Holocausto y con los que se han quedado sin familia... Es una convicción de que Israel es nuestro país, aquí pertenecemos y que de aquí no nos sacan. Si vas a Tel Aviv verías una vida muy similar a la que tienes tú aquí.

-¿Hay solución?

-Sí, pero no va a ser ni hoy ni mañana. Exige una internalización por parte de los árabes de que tenemos el mismo derecho de existir que ellos. Los países árabes nunca le han dado ciudadanía a los palestinos y es porque les conviene políticamente; el gasto per cápita que la UE tiene sobre cada refugiado palestino es el equivalente a varios planes Marshall, ¿cómo es posible que sigan estando en la miseria?, alguien se está quedando con ese dinero.

LA OPINIÓN de A Coruña (03.10.08)